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El buen negociador escucha activamente para entender y comprender a la otra persona.

El buen negociador escucha más de lo que habla, evitando prejuzgar.

El buen negociador escucha, no solamente cuando acerca el oído frente a las palabras, sino también cuando observa y percibe.

El buen negociador se mantiene calmo y sereno.

El buen negociador es paciente y tolerante especialmente en aquellas situaciones done no puede predecirse el éxito de la negociación.

El buen negociador rehusa mostrarse demasiado ansioso de ser escuchado o visto ya esta actitud puede apreciarse como una señal de inseguridad.

El buen negociador percibe que las actitudes que conspiran en el proceso de escucha son; la desconcentración; la presión y la interrupción propia o la que efectúan terceros.

El buen negociador al escuchar activamente se demuestra siempre receptivo.

El buen negociador antes de responder, se asegura, de haber entendido la pregunta.

El buen negociador procura que su cuerpo, mientras escucha, no asuma posturas corporales negativas que transmitan desatención, rigidez o fastidio.

El buen negociador armoniza la palabra con el gesto.

El buen negociador construye el proceso negociador con la otra parte a partir de un lenguaje común.

El buen negociador genera un buen clima de reunión.

El buen negociador sostiene un dialogo constructivo y beneficioso.

El buen negociador deshecha el uso de palabras agresivas, eludiendo como señala William Ury, convertirse en rehén de reuniones largas e improductiva.

El buen negociador modula su tono de voz intentando no ser monótono.

El buen negociador habla con fluidez y claridad sin excesos de detalles o generalizaciones.

El buen negociador es respetuoso.

El buen negociador construye confianza.

El buen negociador comprende la resistencia en lugar de pelearla.

El buen negociador percibe que la primera oferta es la que determina el tono de la negociación.

El buen negociador construye propuestas que tiendan a la búsqueda de soluciones.

El buen negociador si existen diferencias intenta negociarlas.

“La comprensión de las diferencias es
imprescindible para lograr acuerdos.
No es el mejor negocio el que anula al otro
sino el que consigue ventajas reciprocas”.

Silvana Cerini, Abogada, especialista en Negociación de Conflictos.